LA MODISTA

Se acercaba el casamiento del hermano de mi padre, el verano de 2009, parecía mentira que el tío Osvaldo, se iba a casar por cuarta vez. Pero bueno, Ana María, la actual esposa es muy buena, y sabe cocinar muy bien. 
Esta historia comienza en el brindis del 31/12/2008. Después del asado, mi tío dijo que se casaría, en una Estancia cerca de Junín, y que quería que mi hermana, sus tres hijas y yo fuéramos "damas de honor" accedimos de inmediato. 
Pasó mi cumpleaños, el de mi hermana y llegó el día de ir a ver a la modista. 
Ciertamente yo la imaginaba una vieja, arrugada y hasta jorobada. Pero no. Era una chica poco mayor que yo, unos 28/30, mientras yo tenía 23. Morocha de piel blanca ojos miel, una boca que al recordar me mojo. Alta, y delgada con unos pechos pequeños pero apetecibles. Nos hizo entrar de a una para sacarnos las medidas. 
Yo entré última. 
Me estaba tomando la siza, cuando sentí que sus manos me rozaban suavemente. La miré y con gesto audaz, le hice un gesto para despachar a mis primas y mi hermana. 
Accedió. 
Volvió con el mismo gesto, y sin mediar palabra le comí la boca de un beso. Mi lengua se encargaba de abrirse camino en su boca. Mis manos directamente fueron a a recorrer sus hombros, sus tetas, era mágico, el calor del verano, no nos importó, seguíamos en lo nuestro. 
Me arrodillé y con amor, abrí sus hermosas y largas piernas. Se veía un brillo en su tanguita, y se la corrí, con dos dedos. La tocaba mientras empezaba a gemir. 
Su voz era dulce y sus gemidos me ponían muy caliente. 
La desnudé para mi y como leona a la gacela, la empecé a devorar, con besos y lengüetazos salvajes. 
Gozaba. Gozaba mis manos, mi lengua. Gozaba todo de mi. 
Se puso más cómoda y me pidió un 69, accedí, y le hice el culo con la lengua. Metía mis dedos y la pajeaba analmente. Cuando acabó, impregnando mi cara de su sabor a sexo. 
La miré mientras yo me estimulaba y le dije. "¡Qué Bonita sos!"- le hice unas caricias en su cuerpo, con mi mano libre, y empecé a sentir como salía mi orgasmo y dejaba todo el piso mojadito de placer. 
Nos besamos una vez más y nos fuimos al baño, a higienizarnos. 
Salimos, nos vestimos, y al terminar me dijo, "¿hay una segunda parte?"- sonreí y con gesto canchero y quizás algo masculino, le respondí:-"figurita repetida, no completa el álbum"-la besé de nuevo y me vine para casa. 
Hubo dos pruebas de vestuario antes de la boda. Y la veía, triste, cansada, herida. 
Llegada la fecha, todas las damas de honor vestíamos un modelo modesto de color azul. Sin embargo al mío le faltaba una costura. 
La fiesta fue hermosa. Bailamos reímos hasta las 8 de la mañana. Cuando mi tío y mi actual tía se fueron a su luna de miel, salta para agarrar el ramo. Y me quedé en corpiño. 
Muchos se rieron. Otros, no. Pero eso es otra historia.
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